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Habrás escuchado muchas veces que existen dos tipos de emociones, las negativas y las positivas. Bueno pues yo te voy a decir que eso no es del todo cierto. Las emociones no son ni buenas ni malas, simplemente son necesarias para nuestro propio equilibrio.

El cerebro fue diseñado para nuestra supervivencia y para protegernos de todas las amenazas externas, ¿pero realmente todo lo que ocurre fuera de nosotr@s es una amenaza? Dedicamos muy poco tiempo en el día a pensar si realmente lo que ocurre fuera de nosotr@s es una amenaza o si somos nosotr@s mism@s quienes generamos esa creencia. Tenemos que saber que el 95% de nuestros pensamientos provienen de nuestra parte inconsciente y eso hace que no nos los cuestionemos y a su vez no los filtremos.

Cada un@ de nosotr@s somos responsables de nosotr@s y nadie puede hacer que respondamos de una manera u otra, sino nosotr@s, por ello es muy importante tener una buena higiene emocional.

Como te decía antes, las emociones no son ni buenas ni malas, sino necesarias y están ahí para ser escuchadas. Cada emoción nos quiere mostrar algo, lo que ocurre es que no la queremos escuchar, preferimos dar más importancia a todo el ruido externo antes que pararnos, escuchar y dar la importancia a eso que sentimos y hasta que no tenemos un desbordamiento emocional provocado por el conflicto entre nuestra emoción y nuestra falta de escucha hacia ella no tomamos acción.

A nuestro cerebro no le importa que seamos felices o no, él lo único que busca es nuestra supervivencia de ahí que haya registrado como emociones negativas la tristeza, la rabia, el miedo… Pero si analizas cada una de ellas te darás cuenta que no son tan malas como tu mente te quiere hacer creer.

La tristeza te viene a mostrar algo que has perdido, ya sea una persona, algo material o incluso algo dentro de ti. Cuando aceptas esa perdida, la tristeza se va disipando, ya que comprendes que no puedes hacer nada pero si puedes elegir como te sientes.

La rabia te muestra que estás viviendo una injusticia, que algo que de lo que te ha ocurrido lo consideras injusto. Cuando escuchas a tu rabia descubrirás que quizás no es la injusticia lo que te hace que tengas esa rabia sino la forma en que ocurrieron los hechos, la forma en que se dirigieron a ti, o que las cosas no son como tu quieres y eso es lo que te provoca rabia, no salirte con la tuya.

El miedo es necesario porque nos salva, nos previene de riesgos… gracias a él sobrevivimos y hemos llegado hasta aquí. Es importante escuchar al miedo ya que muchas veces es imaginario pero entramos en el bucle y lo vemos y sentimos como real. Y una cosa es un hecho y otra muy distinta es la interpretación que hacemos de dicho hecho.

¿Qué hace que se enquisten las emociones?

La respuesta es bastante sencilla, las emociones se enquistan porque las silenciamos y eso es debido a que socialmente no está bien visto mostrar nuestras emociones en público, ya que eso es catalogado como signo de debilidad y no digamos ya, si son los hombres quien las muestran.

Debido a las veces que hemos sido juzgad@s al expresar alguna emoción desde que somos niñ@s hemos aprendido a reprimirlas.

Seguro que en alguna ocasión has oído o incluso has llegado a decir: No sé porque estás triste, sino es para tanto. Los hombres no lloran. Etc.

Cuando nos surge una emoción podemos optar por dos opciones:

1. Dejar que la emoción salga y permitirnos sentirlas.

2. Reprimirla, que suele ser lo más habitual.

Puede que en algunos momentos tengas que reprimirla ya porque no sientas que es el momento o lugar adecuado, pero después deberías buscar el momento en el que puedas permitirte dejarla salir y poderla gestionar.

Si optas por reprimirla constantemente sufrirás las consecuencias tarde o temprano, ya que lo que la boca calla el cuerpo habla.

Si siento pena y no la dejo salir, ya se por hacerme la valiente, por no darle la importancia que tiene o por lo que sea, es como que la metiera en una caja y la colocara en una habitación de mi cerebro. Lo mismo ocurre si siento culpa y no la expreso, la meto en otra caja que apilo en esa misma habitación y así apilo también la rabia, el estrés, etc y cada vez son más y más cajas apiladas hasta que llega un momento en el que ya no cabe ni una caja más y la puerta empieza a ceder hasta que un día sin tocarla se abre porque se han derrumbado todas las cajas y es ahí donde se produce el desbordamiento emocional. Entonces ese día, saltas con la persona que menos culpa tiene y por la mayor tontería. ¿Te ha pasado alguna vez? Seguro que te suena. Todo eso ocurre por no pararnos a escuchar las emociones y guardarlas sin darles la importancia que se merecen.

Si te preguntara ¿Cuánto escuchas a los demás? ¿Cuántas veces prestas ayuda si te la piden? Seguro que contestarías que muchas veces, pero si te pregunto ¿Cuánto te escuchas tu? ¿Cuántas veces te ayudas? Tu respuesta posiblemente cambia.

¿Qué hace que sea diferente? Al fin de al cabo tú, eres lo más importante y si tú no estás bien para ti, no lo vas a poder estar para los demás.

¿Sabes que muchas de las depresiones o ansiedades se podrían evitar, si la persona hubiera escuchado sus emociones y no las hubiera apilado en el cuarto oscuro?

¿Cómo gestionar las emociones?

Dejándolas salir y preguntándote que te quiere mostrar.

-Meditando, esto te ayuda a encontrar tu equilibrio ya que gracias a la meditación eres capaz de conectar con el aquí y el ahora, siendo consciente que los pensamientos pasan sin ser juzgados.

-Y por último dialogando con la emoción, este ejercicio es muy bueno ya que realmente te paras a escuchar a tu emoción y al hablar con ella sacas que es lo que te quiere mostrar.

Si deseas profundizar más puedes ponerte en contacto conmigo en daracoach@gmail.com