La dependencia emocional la sufren muchas personas y en ocasiones sin ni siquiera darse cuenta. Es adictiva, como cualquier otra dependencia y por norma general, se apodera de nosotros de una manera muy sutil.
Te voy a contar cual fue mi dependencia emocional y que hizo que la tuviera.
Desde muy pequeña mi madre, quiero pensar que, de manera inconsciente, me hizo dependiente de ella. ¿Cómo? Pues de una manera sutil, con comentarios respecto de mi padre y a decir verdad de los hombres en general, entre otras muchas cosas, que no vienen al caso en este artículo. Cuando contaba con la edad de quince años, mis padres deciden separarse y ahí, creo que fue ahí, donde yo acabé de desarrollar mi dependencia. Pero no hacía mi madre ni mi padre, al contrario. Ver que tanto uno como otro empezaron a vivir otra vida y que a mí como hermana mayor, me tocaba ocuparme de mis hermanos, lo que consiguió fue que buscara fuera lo que me faltaba dentro.
No sé si me entiendes, vivía un cumulo de emociones que no sabía gestionar y mis referentes tampoco estaban por la labor de ayudar, más bien estaban intentando gestionar las suyas. El caso es que, con dieciséis años, empiezo una relación con un chico seis años mayor que yo. Mi madre no estaba muy conforme con esa relación, ya que la diferencia de edad… me podía hacer daño, o eso decía ella. El caso es que era contradictoria ya que siempre me dijo que tenía que buscar un novio que me sacara diez años, porque los hombres son mucho menos maduros que las mujeres, me decía.
La relación con ese chico fue como todas las relaciones, cada día nos veíamos un poco más y eso para mí no era suficiente. Además, mi única obsesión era estar con él solos, sin hermanos, sin amigos, vamos que fuera yo la única protagonista. De hecho, si estaban mis hermanos, yo le decía que no había estado con él. Necesitaba acapararlo. Tenía mucha confianza con él y le contaba lo mal que lo estaba pasando por la separación de mis padres y lo peor que pude hacer, fue decirle que tenía mucho miedo a que él también me dejara de querer.
El hecho de decirle eso, desencadenó en mí una gran dependencia hacia él. Es cierto que el chico me decía, que saliera con mis amigas, que no teníamos por qué estar todo el tiempo juntos, pero yo deje todo de lado solo porque él no me dejara de querer.
Si antes tenía sentimientos encontrados, ahora todavía más. Mi madre hacia un gran papel de amiga para que así yo le contara mis cosas y a la mínima echármelas en cara. Para nada le gustaba que yo saliera con un chico, eso la robaba protagonismo y ya no dependía de ella, aunque eso no era del todo cierto, ya que yo caía en sus garras cada vez que venía de madre guay. Aun a sabiendas que me lo echaría en cara, pero había algo en mí que me impedía callar y contar lo justo. Era más fuerte el miedo que tenía a que me dejaran de querer, que me cegué por completo.
El caso es que no sé si fue que era demasiado posesiva, o que todas las parejas llevado un tiempo tienen una crisis que, a los tres años y medio, mi novio me dejó. Para que te hagas una idea de cómo sería la relación con mi madre, tardé una semana en contárselo, solo por no oírla decir que te dije, si es que todos los hombres son iguales, y eso que este te sacaba seis años, imagínate que tiene la edad tuya…
La ruptura para mí fue un duro golpe, ya que de nuevo sentía que no valía nada y por eso todo el mundo me dejaba de querer. Empezando por mis padres.
Tenía casi veinte años y nunca había salido de fiesta con mis amigas, ya que prefería estar con mi novio, pero tanto me insistían que empecé a salir con ellas, total ya no tenía novio. Pero tenía madre, una madre que me metía el miedo en el cuerpo para que no saliera, que nunca le gustaban mis amigas, aun así, yo salía y aunque no lo pasaba demasiado bien porque no me podía quitar de la cabeza a mi pobre madre sufriendo, salía. Siempre me volvía sola para casa ya que no quería preocupar a mi madre. No podía soportar que estuviera enfadada conmigo.
Durante un tiempo yo me sentía estancada, vacía, como que no maduraba, que otras personas dirigían mi vida y yo no podía hacer nada. Es cierto que trabajaba y aunque en ese momento ya con más ganas porque era la única manera de mantener la mente ocupada y pasar mucho tiempo fuera de casas. Hubo un momento que no fue así, recién separados mis padres, mi madre me invitó a ponerme a trabajar y yo como buena hija y para que ella no estuviera mal, me puse a trabajar, dejando de estudiar lo que me hubiera gustado.
Tiempo después volví con mi novio, a mi madre ni gotita de gracia que le hizo, pero al final no le quedó más que asumirlo.
Nos fuimos a vivir juntos y yo seguía con el miedo a que me dejara de querer de nuevo, eso hacía que siempre intentara complacerle, aunque yo no estuviera a gusto. Decidimos casarnos, hasta donde llegaba mi miedo y la dependencia de mi madre que yo siempre había dicho que me gustaría casarme en la iglesia que lo hicieron mis padres, porque tiene una gran escalinata, pero decidí no casarme allí para que no me pasara lo mismo que a ellos. Aunque al final me termine separando igual.
Gracias a una amiga, empecé un proceso de coaching transpersonal y me di cuenta de lo valiosa que era. Que era capaz de hacer un montón de cosas por mí misma, sin la necesidad de que otras personas lo aprobasen. Fue tal el cambio que vi en mí que decidí prepararme como coach transpersonal profesional, para así poder acompañar a todas esas personas que al igual que yo se sienten atrapadas como marionetas.
Ahora desde la distancia veo con claridad que la dependencia emocional que yo adquirí hacia mi novio, no fue sino la necesidad de buscar en él un padre, una persona que me protegiera y me guiara. El miedo es una emoción que cuando se apodera de nosotros nos paraliza y nos bloquea de un modo que no somos capaces de ver nada con claridad.
Yo había perdido a mi padre con tan solo quince años, el no tener relación con él me hizo buscar un sustituto. A eso le acompaño que mi madre siempre dijera que me tenía que casar con un hombre diez años mayor, pues lo tenía todo.
Cuando dependemos emocionalmente o de cualquier otra manera, de algo o de alguien, nos anulamos como personas. Cuando tenemos la necesidad imperiosa de depender es porque algo en nosotros no está bien. Estamos intentando con esa dependencia paliar alguna carencia en nosotros, ya sea como en mi caso, afectiva, emocional, etc.
Cada día veo en mi consulta personas que, por un motivo u otro, han decido depender ya sea de la comida, el tabaco, alcohol, drogas, sexo, de morderse las uñas, para así sentirse valoradas. Es importante que aprendas a identificar las emociones, y así poderlas gestionar sin necesidad de crearte ningún tipo de dependencia. Al aprender a identificar y gestionar las emociones, descubrirás que eres una persona valiosa y con un montón de recursos para solucionar los vaivenes de la vida.
Te aseguro que eso no quiere decir que todo el día vayas a estar happy, ni que vayas a ser Mrs. Wonderfull, pero sí que vas a saber encajar las adversidades desde otra perspectiva muy diferente. Vas a poder tomar las riendas de tus decisiones, con sus aciertos y errores, pero ¿Qué es la vida? Más que ensayo- error y ahí, es donde está el aprendizaje.
Es muy gratificante ver, como mis clientes cuando llegan a mí tiene una cara muy diferente a cuando terminan el proceso. Solo eso ya hace que merezca la pena que yo haya vivido una dependencia emocional. El hecho de poder acompañar en el proceso y ver como las personas se hacen responsables de sus propias vidas, sin ningún sentimiento de culpa, es fantástico.
Si tienes algo en tu vida que sientes que no está alineado con tus valores, si estás desorientad@ y necesitas encontrar tu foco, si quieres cambiar de trabajo y te falta ese empujón, si tienes problemas económicos y no sabes cómo manejarlo, si la monotonía de la pareja te tiene aburrid@, si estás cansad@ de discutir con tus hij@s, te invito a que pruebes sin compromiso ninguno, una sesión gratuita conmigo de y notarás la diferencia. Estoy tan segura de ello que por eso te ofrezco una sesión gratuita, porque todas las personas que han probado, lo recomiendan.
@dara_coach