Conoce mi historia
Dicen que nacemos en un lugar, pero yo, yo nací en movimiento, detrás de un mostrador, donde el ajetreo de los negocios familiares marcó el compás de mi infancia. A los 16 años, ya estaba inmersa en el mundo del comercio, asesorando con pasión en una boutique de calzado que era el orgullo de León.
Pero la vida, esa gran diseñadora de destinos, tenía otros planes para mí. El embarazo trajo consigo un giro inesperado: la pérdida de mi empleo y el descenso a una depresión que me reveló dolencias ocultas y un diagnóstico de discapacidad.
Fue entonces cuando el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad) de mi hijo se convirtió en un espejo de mi propia condición, y descubrí que también soy una Persona Altamente Sensible (PAS).
El camino
Este conocimiento me abrió las puertas a un mundo nuevo, donde mi empatía y escucha activa florecieron con más intensidad mientras trabajaba al lado de personas con diversidad funcional. Allí, en ese crisol de humanidad, comenzó mi viaje como coach transpersonal.
El Camino de Santiago me llamó, y en sus senderos polvorientos, entre la soledad y la conexión, encontré la alquimia del cambio. Allí, bajo el manto de estrellas y el susurro de historias antiguas, conocí a una mujer cuya valentía y autenticidad me inspiraron a expandir mi visión. No era solo una compañera de viaje; era el reflejo de mi propia transformación.
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Su historia de amor sin barreras, de coraje frente a los juicios, resonó con la mía. Juntas, compartimos el anhelo de libertad y autenticidad, y supe que debía llevar el coaching más allá del Camino, abrirlo a la comunidad LGTBI+ (aquí meter el enlace al servicio de coaching lgtbi+), para ser un faro de esperanza y aceptación.
Cada paso, cada kilómetro recorrido, cada conversación, se convirtió en un hilo dorado que tejía mi propósito: ser una guía para aquellos que buscan la paz y la plenitud en sus propios caminos internos.
La ruta del Camino de Santiago es un tapiz de paisajes y almas, un lugar donde cada piedra y cada rostro cuentan una historia. Al avanzar por este sendero milenario, mi corazón se llenó de historias de peregrinos, de sus búsquedas y sus descubrimientos. Cada amanecer traía consigo nuevas revelaciones, cada atardecer era una invitación a la introspección.
En el Camino, aprendí que cada uno de nosotros lleva una mochila invisible, cargada no solo con nuestras pertenencias, sino también con nuestras esperanzas, miedos y sueños. A medida que avanzaba, mi propia mochila se aligeraba, dejando atrás el peso del pasado y abriendo espacio para el futuro.
La mujer que conocí en el Camino se convirtió en una amiga, una mentora, una musa. Su historia era diferente, pero su lucha era la misma: la búsqueda de la autenticidad en un mundo que a menudo nos pide que seamos algo que no somos. Juntas, reímos, lloramos y soñamos bajo el cielo estrellado, compartiendo el pan y el vino, y las verdades de nuestras vidas.
Así, mientras avanzaba por el sendero, también avanzaba en mi misión de ayudar a otros a encontrar la paz y la plenitud en sus propios caminos internos. Cada paso, cada encuentro, cada conversación enriquecía mi compromiso de ser un faro de esperanza y transformación para aquellos que buscaban la luz en medio de la oscuridad.
Al concluir mi peregrinaje por el Camino, me sumergí en un mar de reflexiones sobre cada paso dado y cada lección aprendida. La experiencia de caminar junto a personas de todos los rincones del mundo, de compartir nuestras historias y apoyarnos mutuamente, convertido en momento de introspección cuando la inspiración brotó espontáneamente, como una fuente de agua clara, y así nació ‘Kaminando Mentes’.
Por qué conmigo
‘Kaminando Mentes’
es más que un proyecto; es un testimonio de que los pasos más significativos son aquellos que damos hacia dentro, hacia la verdad de nuestro ser.
‘Kaminando Mentes’
no es solo un lugar, es un movimiento, una revolución del espíritu. Es un llamado a todos aquellos que han caminado por la vida sintiéndose perdidos, incomprendidos o marginados. Aquí, en este espacio de aceptación y crecimiento, cada paso cuenta, cada kilómetro es un viaje hacia el amor propio y la aceptación.
‘Kaminando Mentes’
quiere recrear esa sensación de comunidad y apoyo, ese espacio seguro donde cada uno puede ser fiel a sí mismo.
Mi misión es clara
acompañar a cada persona en su camino hacia la autenticidad, ofreciendo las herramientas del coaching transpersonal para navegar por las aguas a veces turbulentas de la vida. Con cada historia compartida, con cada lágrima derramada y cada sonrisa encontrada, ‘Kaminando Mentes’ se convierte en un hogar para aquellos que buscan un refugio en su viaje.
Comprendí que mi trayectoria como asesora de calzado, mi compromiso con personas con diversidad funcional, la odisea del Camino y mi propia experiencia con el TDAH estaban intrínsecamente entrelazados por un hilo común: la importancia de los pasos y los kilómetros.
Nos obsesionamos con contar los kilómetros que recorremos físicamente, ya sea a pie, en coche, en bicicleta o a caballo, pero olvidamos con frecuencia los viajes que emprende nuestra mente.
En ‘Kaminando Mentes’, ofrezco mi guía para acompañar a las personas en su travesía interior, ayudándolas a reconectar con su esencia y a abrazar la libertad de elección sin ataduras de culpa. Juntos, fortalecemos la autoestima y el autoconcepto, diseñando programas a medida que se adaptan a cada singularidad y momento vital.
Dónde me puedes ver y escuchar
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